En Navarrés, la rehabilitación del lago de Playamonte, degradado por el paso de los años, ha sido una reivindicación vecinal continuada desde hace años. En la anterior legislatura del Partido Popular, las airadas protestas culminaron con la promesa de la oposición de que se intervendría sobre el paraje. Pero, tras tres años de gobierno socialista en la localidad, ahora, la movilización popular parece reavivarse. El hartazgo de muchos vecinos hace que éstos comiencen a organizarse, utilizando Internet como principal vía de comunicación.
La dejadez institucional –independientemente del color del gobierno- queda patente al llegar al lago. Árboles caídos durante meses que no son retirados, bancos rotos, suciedad en el agua y un entorno embarrado y lleno de hoyos, por no hablar de los restaurantes que quedaron abandonados hace años. «El problema es que parte de la suciedad de los chalés de alrededor se filtra al lago», asegura un vecino de la urbanización que lo rodea.
«Los que somos propietarios pagamos la contribución urbana, la misma cantidad que en el pueblo, y lo que recibimos a cambio es la dejadez del lago y su entorno», continúa el mismo testimonio. A diferencia de lo que ocurría antaño, cuando la marjal –creada en su día de manera artificial- era un espacio para nadar. Ahora, sin embargo, pueden verse varios carteles alrededor del mismo que prohíben dicha práctica. Lo cierto es que la filtración de aguas residuales es común y la ausencia de un colector en la zona provoca las protestas más activas.
El entorno del lago, por otra parte, es pasto de degradación. Restaurantes que ya no son, casas derruidas y suciedad acumulada. Varios son los vecinos que, concienciados, acuden de vez en cuando para limpiar los desperdicios, pero no es suficiente. Muchos recelan de otro lago próximo, el de Anna, fuente de éxito turístico y beneficios para su ayuntamiento. «Lo suyo sería acondicionado, incluso habilitar algún establecimiento», asegura otro vecino, en uno de los foros presentes en la red.
En esos espacios, queda patente el deseo común de que Playamonte sea «un lugar de reunión para los vecinos del municipio», pero para ello, según otro testimonio, «hace falta voluntad y dinero», algo que ningún gobierno ha priorizado hasta el momento. «En Playamonte se recaudan 14 millones de euros en los más de 300 chalés que hay, y allí no se invierte nada desde hace años», se lamenta una residente.
Las propuestas de algunos vecinos pasan por dotar a la marjal de un carácter de interés ecológico, vinculado al hecho de que ésta cuenta con la alimentación de potentes nacimientos de agua. Además, «al ser una zona inundable, pueden anidar aves, más toda la fauna de peces y anfibios que hacen a todo el conjunto algo único», sentencia un usuario del foro.
Volver a poder bañarse es otra de las reivindicaciones, que podría cumplirse si se asegurara un aporte de agua de las fuentes suficiente. Una serie de medidas para cuya ejecución es necesaria una inversión importante de tiempo y dinero. Pero en el último Plan E ninguna ayuda fue dedicada a un entorno que, previsiblemente, seguirá el curso que la natural degradación le depare.
No hay comentarios:
Publicar un comentario